Del otro lado de mi sombra
están aquellos rincones
reservados para los monstruos
las bestias y los dioses oscuros
un bosque lleno de gatos verdes
sombreros y grafitis.
En este lugar no existen las tias
ni las telenovelas por las tardes.
Los pájaros suenan a metales crujiendo
y el rugido de la soledad
hace bailar árboles de cortezas negras.
La pasión está reservada para los extraños
y un ejercito nos defiende de los extranjeros.
Un cartel da aviso a los apresurados:
"Cuando miras al abismo
el también te está mirando"